Es
de noche estás cansado después del trabajo y decides ir a tomar unas copas con
tus compañeros. La cosa en la empresa no van bien, desde hace meses se huele a
despidos y el ambiente está muy crispado.
Una
copa lleva a otra y luego a otra, del grupo van quedando menos, pero sin
perder la intensidad. El local cierra y los tres valerosos trabajadores salen
triunfantes algo risueños pero satisfechos por el desahogo.
Ya es tarde el autobús ha dejado de circular y dos de ellos van en la dirección opuesta, pero se ofrecen a llevar al tercero.
No
es necesario si vivo a media hora andando- contesta con consternación, no es la
primera vez que hace esa ruta, hoy nadie le espera en casa, su mujer tenía
guardia en el hospital. Así que se abrocha el abrigo y comienza su camino. En
estas ocasiones es cuando nuestra mente activa el piloto automático, parece
programada para saber cuándo tomar el control y ejecutar una tarea que puede
ser rutinaria en algo que no se piensa.
Pero esta vez algo pasaba, la chaqueta comenzaba a molestarle, quizá fuera muy deprisa, estaba sudando. El pensamiento de todas las copas tomadas no hacía otra cosa que anunciarle la resaca de mañana...
-
Pero esta calle....
Desorientación
total... En algún instante que no prestaba atención he girado donde no debía,
pero no recuerdo haber cambiado de dirección, era todo recto. Los pensamientos
se agolpan, por la calle no hay un alma, a quien pregunta, no hay coches y hace
rato que no ninguno. Seguramente he tomado otra calle y por aquí no he pasado
nunca... Piensa, quiere engañarse, porque los edificios son todos desconocidos.
Comienza a ver comercios destrozados, ¿cuánto llevo andando???Las preguntas se agolpan en su cabeza tratando de desplazar al alcohol. Siente la camisa empapada en sudor, hace demasiado calor para esta época del año. su paso se acelera y corre por las calles cada vez más destrozadas y abandonadas.
Un ruido de un coche, le hace recobrar parte de la calma, hace gesto hacia los focos que parecen dirigirse hacia el. Una lluvia de alquitran y cemento lo cubre cuando la metralleta aúlla, siente varios golpes en el pecho y un impulso que lo atrae hacia atrás. En el suelo solo tiene unos segundos para comprender que ha pasado.
Un
náufrago menos en esta ciudad.
Lo
anterior es una ida de olla que me ha venido a bote pronto para introduciros en
este cómic "CIUDAD". Ricardo Barreiro y Juan Gimenez .
La ciudad existe y nadie sabe dónde está ni donde está su final a los recién llegados se les llama náufragos, porque son almas perdidas que nada entienden. Con el tiempo te acostumbras y sobrevives, y en ocasiones alguien decide buscar el final, o el camino con el que regresar a casa.
Este cómic lo compre en la tienda continuara, estaba de oferta y ponía "obra completa" para mi una palabra mágica hablando de cómics. Lo leí hará un par de años, pero hace poco lo estuve comentado con un amigo al que se lo deje. El dibujo en en blanco y negro de Gimenez acompaña muy bien a las historia de Barreiro, Cuando lo empecé me engancho de inmediato. Una ciudad salvaje, donde aparece gente de todo tipo incluso un culto a Cthulhu, en el "El pueblo de la catedral".
Una cosa que no puedo evitar es tratar de sacar referencias o adaptaciones para partidas de rol, y siempre he pensado que este cómic, es 100% adaptable para uno o dos jugadores.
Nadie
sabe su origen ni su fin, pero todos los náufragos tratan de buscar su lugar.
Anakleto.
Anakleto.
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